Sensaciones a bordo: tu viaje en crucero

Viajar en crucero es una opción de viaje capaz de aportar sensaciones nuevas, muy agradables y tan respetables como la del que le gusta perderse en una montaña o en alguna callecita, o descansar sin hacer nada en una playa.

El estrés se suele quedar en el puerto y a bordo suben las ganas de simplemente dedicarse a uno mismo.

Una de las primeras sensaciones al subirse al barco es la posibilidad de desconectarse del mundo, ser dueño del tiempo; y la otra es la de que es imposible aburrirse…tenes tanto, pero tanto para hacer. Está en vos el tipo de viaje que queres hacer. Elegis que hacer y qué no hacer.

A medida que vas avanzando empieza a sentirse ese cosquilleo y esa sensación de estar en el medio de la nada…el barco, las olas, el mar y la naturaleza. Nada más, ni nada menos.

En cuanto el cuerpo empieza a acostumbrarse, se apodera de vos esta sensación de relajación total…no vamos a negar que uno tiende a dormir más de lo que uno está acostumbrado. La brisa marina y el vaivén de las olas hacen que los músculos y sentidos se relajen para dejar atrás el mundo exterior. No te podes escapar, ya está…estás en el ruedo, entraste en clima. ¡Estás en alta mar!

A partir de allí, la cosa cambia. Liberados de preocupaciones, podemos abrirnos al mundo y a bordo se hacen muy buenas amistades. La socialización es vital cuando se pasan tantas horas en un barco, y en uno tan grande.

En este momento es cuando empezamos a sentir que realmente es un micro mundo, un ambiente distinto, único…

Pero las mejores sensaciones vienen después…la primera, cuando te asomas al balcón de tu camarote. Quedarse en blanco mirando al mar es uno de los más eficaces ejercicios de reflexión y relajación. El inmenso azul del mar es una gran terapia.

La segunda, la de abrir los ojos y, sin saber todavía dónde estás, mirar afuera y disfrutar de una increíble vista. La sensación de que cada día amaneces en un lugar distinto. Es abrir los ojos y ver ante vos un rincón distinto al de ayer.

Extra bonus: esa experiencia distinta de alcanzar los destinos a través del agua. Además, esa sensación de que podes viajar de una manera económica.